MI Pediatra. Por Mami.
Dicen que cuando uno tiene un hijo
empieza a sentir y a reflexionar sobre cosas a las que antes no les había dado
la menor bola: el sentido profundo de la vida, la finitud de la existencia, la
necesidad de dejar un legado, el significado verdadero de las relaciones
humanas el bien, el mal y el masomenos. Bueno, NO, sorry a todos los filósofos
de la maternidad responsable y autoconsciente; pero la realidad es que a lo
sumo tenés tiempo para reflexionar sobre la espinaca al vapor, la cantidad de
tonos de verde que pueden convivir en un pañal (después de la espinaca al
vapor), cómo mancha el óleo calcáreo, y qué cara es la lecha maternizada. A lo
sumo, en un exceso de transcendencia, podés pensar en sacar un seguro de vida,
por si te pasa por encima el 129 por cruzar la 9 de Julio mientras hablás por
celular tratando de conseguir turno con EL para hoy, para ya, para dentro de 3
minutos; porque la nena tiene mocos. Y quién es EL?, nada menos que uno de los
hombres más importantes de tu vida, de la mía y de la de toda madre neurótica
que ande dando vueltas por ahí. Y no…como se habrán imaginado, no me estoy
refiriendo al padre del bebé, que por mucho que lo quieras, tenés que reconocer
que en esto de criar al vástago, y mantenerlo más o menos sano tiene menos idea
que vos, si eso es posible. Me estoy refiriendo nada menos que a EL, el único
hombre cuya palabra es ley: el pediatra del bebé -aunque cuando hablás con tus
amigas es inevitable que se te escape decirle “MI” pediatra, por una mezcla de
regresión a la infancia y afán posesivo sobre ese señor que te la hace pasar
tan mal, pero sin el cual no podés vivir.
Como madre de un bebé con unos
cuántos “temitas de salud”, por suerte ninguno grave; durante el último año y
pico compartí más vivencias con EL que con gran parte de mi familia, y me asomé
al maravilloso mundo de la pediatría, dónde se me generó una enorme duda….
“CÓMO HACE ESTE HOMBRE PARA BANCARNOS????”.
Gracias a (o por culpa de) que he
llegado a verlo una vez por semana, promedio; de a poco las consultas se fueron
adornando con charlas sobre política, viajes, y hasta fútbol, y si lo agarraba
con las defensas bajas, nos contaba alguna historia de alguna madre o padre aún
más insoportable que nosotros. De ahí surgió la idea de volcar todo ese
material en un blog (que es mucho más fácil que escribir un libro), para
cumplir mi misión en la vida , y que las generaciones futuras sepan cuánto le debemos a EL (y además porque
al hijo ya lo tuve y el tema de plantar un árbol se soluciona bastante fácil
–además si forzamos un poco la norma, vale la germinación de poroto que
seguramente tendré que hacer cuando mi beba esté en la primaria).
Muy buen blog! jajajaja como madre soltera de un hijo que también tuvo varios problemas de salud en sus primeros años de vida, me siento muy identificada con todo lo que cuentan! Les dejo mi blog, inspirado por mi hijo Kalén (4 años) , en el que recojo algunas de las conversaciones que tengo con él.
ResponderEliminarhttp://eljinchito.blogspot.com.ar/
Muy, muy lindas las conversaciones con tu chiquitín! me reí mucho.
ResponderEliminarGracias por el comentario, esperamos leerte seguido por acá!
Saludos. Mami