Retomemos la
relación médico-paciente, combinada con la notable influencia que ejerce la
modalidad de la medicina de las Obras Sociales y Prepagas.
La llamada
realizada por la MPC, bajo la presión insostenible que le generan abuelas,
tías, marido, etc. para preguntar sobre la cocción del zucchini, abre la puerta
a un sinfín de situaciones que quedan legitimadas por la respuesta de EL a esta
urgencia culinaria. El razonamiento sigue más o menos esta línea: “si llamamos
para preguntar sobre la inmortalidad del tomate y me contestó, ¿por qué no lo
haríamos desde la farmacia para saber cuál de los repelentes es el mejor para
mi amorcito?”.
Pero esto,
al lado de las experiencias que debemos vivir los Pediatras en nuestra práctica
diaria, es NADA. A continuación les cuento algunitas, nomás:
Cuando el
padre del paciente le dice al pobre Pediatra de guardia, en un momento de
conflicto, “yo te estoy pagando el sueldo”: de esta frase surge la verdadera
historia del Increíble Hulk. Al escuchar esto, súbitamente el profesional,
universitario, empieza a repetir sin parar, en forma compulsiva y aumentando de
tono progresivamente: “¿Ah, sos VOS el
que me paga este miserable sueldo? Entonces con vooooos quería hablar!!!!!”.
Sus ropas empiezan a razgarse y la transformación comienza, sin vuelta atrás,
sin atenuantes; el padre sale despedido por la puerta del consultorio de
guardia, y su hijito corriendo detrás y gritando: “mi papá es un superhéroe,
puede volar”.
En otras
ocasiones puede resultar aun más dramático: cuando el nóvel Pediatra se ve
atemorizado por el carnet de OSDE 450 o Galeno Oro, y el terror a ser despedido
por el sanatorio, que siempre prioriza la buena relación con el paciente antes
que defender al profesional que en él trabaja. Patético. Y le hace la receta
para un tratamiento crónico a las 4am, sólo porque al señor con su tarjetita
poderosa, se le ocurrió que era un horario apropiado para ir a la guardia a
realizar este trámite, que debería resolver con su Pediatra de cabecera.
Y ya que
estamos con las guardias, que cosa más irritante cuando a las 2 de la madrugada
caen esos melosos padres primerizos con su hijito de año y pico, porque tiene
mocos y no puede dormir bien, y lo ponen al pobre pibe como un payaso a hacer
todas las monerías que sabe hacer, mientras ellos festejan como si hubiese
ganado el Premio Nobel en Física Cuántica. Y uno, que tal vez se había acostado
hace 25 minutos muerto por laburar desde las 8 de la mañana sin parar en ese
bendito nosocomio, ahí sentado, , casi sin poder abrir los ojos, con humor de
perros y escuchando como hace el guau guau, la vaquita, el gato, el ico ico y
toda la fauna, en la voz y el talento del futuro Einstein.
No me quiero
imaginar a esos padres ante la situación del primer informe del Jardín,
buscando entre las 5 hojas (con un detalle que asombra: área del desarrollo,
área del lenguaje, vínculo con sus compañeros y con los docentes, bla, bla,
bla) dónde está la palabra GENIO. Y la desilusión, tan espantosa, casi una
humillación… el nene no es un pichón de superdotado, que va a cambiar la
historia del mundo. “Pero si cuando nosotros le decimos “a la una, a las dos y
a las…” él dice “tres”. ¿No se dan cuenta?”
Otra
situación irritante, que no la cura ni toneladas de Hipoglos, es cuando llegan
2 o 3 hermanitos, al consultorio, acompañados de una madre sobrepasada por la
vida ó bajo los efectos de un cóctel de ansiolíticos; y los pibes te
descontrolan el consultorio, ante la impávida mirada de la ameba que se
desparrama en la silla enfrente tuyo. Esta situación, que me ha generado las
más disímiles respuestas (dependiendo claramente de mi estado de ánimo,
paciencia y relación con el tándem madre-pacientes), he llegado a hablarla en terapia,
para escuchar la vos de un profesional que me guíe para frenar el impulso que
viene desde lo más profundo del consciente, inconsciente, etc, etc, de asesinar
a niños y madre. Y la palabra autorizada
me dice: es un buen momento para observar la dinámica familiar.
Noooooooooo, me quiero morir. Yo lo
único que pienso es cuándo se van a ir estos densos y ojalá no vuelvan nunca
más; por qué me habrán elegido a mí, habiendo tantos Pediatras en esta ciudad,
tantos que son mucho mejores profesionalmente y hasta humanamente, y los tengo
aquí, frente a mí… yencima tengo que observar la maldita dinámica de la familia!.
Las
conductas de los hijos de las madres empastadas llegan a situaciones
inverosímiles. Días atrás en la sala de espera del consultorio (que obviamente
comparto con otros médicos, ya que la fortuna que ganamos, no nos permite
atender en soledad), entra una señora bien de Recoleta, con sus mellizos de
unos 2 años y tanto, obviamente con la empleada (ya que no va sola con los
niños ni al baño); y los pibitos empezaron a golpear frenéticamente un ventanal.
Ante la pasividad de la madre, tuve el tupé de decirles que dejaran de realizar
esa conducta peligrosa para la salud de esos dos monstruitos y del resto de los
niños, que sin quererlo podrían ser alcanzados por un vidrio. Y la madre, ante
la voz masculina que ponía límites a sus pobres angelitos, despertó del efecto
del clonazepam, y me dijo que ella determinaba qué podían hacer sus bebitos
(sic). Obviamente mi respuesta echando humo por la nariz, fue que en su palacio
estilo francés, era así. Pero en este sagrado lugar, NO. Chan!
Con todo
esto parece que se trata, casi, de una guerra con los pacientes y sus
progenitores. Pero la realidad es que la gran mayoría es gente que, de algún
modo, tiene puntos de conexión con la personalidad del Pediatra, por lo que se
genera un vínculo que muchas veces se vuelve de un afecto recíproco muy
gratificante. Uno realmente tiene mucho aprecio por chicos y padres, y
realmente se involucra de una manera muy intensa con el crecimiento y la
crianza de estos chiquitos. Y obviamente se preocupa y compromete cuando tienen
algún padecimiento.
Casi un sincericidio :)
ResponderEliminarHonestidad brutal, diría Andrés (Calamaro). Es el lugar donde la acidez, no se oculta con omeprazol, sino que se siente y hasta disfruta (por lo menos, yo). Gracias por el comentario. EL
EliminarSe disfruta, se disfruta. Incluso siendo MPC y habiendo padecido SEP.
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