viernes, 9 de noviembre de 2012

La Guerra y la Paz. Por EL.


Retomemos la relación médico-paciente, combinada con la notable influencia que ejerce la modalidad de la medicina de las Obras Sociales y Prepagas.
La llamada realizada por la MPC, bajo la presión insostenible que le generan abuelas, tías, marido, etc. para preguntar sobre la cocción del zucchini, abre la puerta a un sinfín de situaciones que quedan legitimadas por la respuesta de EL a esta urgencia culinaria. El razonamiento sigue más o menos esta línea: “si llamamos para preguntar sobre la inmortalidad del tomate y me contestó, ¿por qué no lo haríamos desde la farmacia para saber cuál de los repelentes es el mejor para mi amorcito?”.
Pero esto, al lado de las experiencias que debemos vivir los Pediatras en nuestra práctica diaria, es NADA. A continuación les cuento algunitas, nomás:
Cuando el padre del paciente le dice al pobre Pediatra de guardia, en un momento de conflicto, “yo te estoy pagando el sueldo”: de esta frase surge la verdadera historia del Increíble Hulk. Al escuchar esto, súbitamente el profesional, universitario, empieza a repetir sin parar, en forma compulsiva y aumentando de tono progresivamente: “¿Ah,  sos VOS el que me paga este miserable sueldo? Entonces con vooooos quería hablar!!!!!”. Sus ropas empiezan a razgarse y la transformación comienza, sin vuelta atrás, sin atenuantes; el padre sale despedido por la puerta del consultorio de guardia, y su hijito corriendo detrás y gritando: “mi papá es un superhéroe, puede volar”.
En otras ocasiones puede resultar aun más dramático: cuando el nóvel Pediatra se ve atemorizado por el carnet de OSDE 450 o Galeno Oro, y el terror a ser despedido por el sanatorio, que siempre prioriza la buena relación con el paciente antes que defender al profesional que en él trabaja. Patético. Y le hace la receta para un tratamiento crónico a las 4am, sólo porque al señor con su tarjetita poderosa, se le ocurrió que era un horario apropiado para ir a la guardia a realizar este trámite, que debería resolver con su Pediatra de cabecera.
Y ya que estamos con las guardias, que cosa más irritante cuando a las 2 de la madrugada caen esos melosos padres primerizos con su hijito de año y pico, porque tiene mocos y no puede dormir bien, y lo ponen al pobre pibe como un payaso a hacer todas las monerías que sabe hacer, mientras ellos festejan como si hubiese ganado el Premio Nobel en Física Cuántica. Y uno, que tal vez se había acostado hace 25 minutos muerto por laburar desde las 8 de la mañana sin parar en ese bendito nosocomio, ahí sentado, , casi sin poder abrir los ojos, con humor de perros y escuchando como hace el guau guau, la vaquita, el gato, el ico ico y toda la fauna, en la voz y el talento del futuro Einstein.
No me quiero imaginar a esos padres ante la situación del primer informe del Jardín, buscando entre las 5 hojas (con un detalle que asombra: área del desarrollo, área del lenguaje, vínculo con sus compañeros y con los docentes, bla, bla, bla) dónde está la palabra GENIO. Y la desilusión, tan espantosa, casi una humillación… el nene no es un pichón de superdotado, que va a cambiar la historia del mundo. “Pero si cuando nosotros le decimos “a la una, a las dos y a las…” él dice “tres”. ¿No se dan cuenta?”
Otra situación irritante, que no la cura ni toneladas de Hipoglos, es cuando llegan 2 o 3 hermanitos, al consultorio,  acompañados de una madre sobrepasada por la vida ó bajo los efectos de un cóctel de ansiolíticos; y los pibes te descontrolan el consultorio, ante la impávida mirada de la ameba que se desparrama en la silla enfrente tuyo. Esta situación, que me ha generado las más disímiles respuestas (dependiendo claramente de mi estado de ánimo, paciencia y relación con el tándem madre-pacientes), he llegado a hablarla en terapia, para escuchar la vos de un profesional que me guíe para frenar el impulso que viene desde lo más profundo del consciente, inconsciente, etc, etc, de asesinar a niños y madre. Y la palabra autorizada  me dice: es un buen momento para observar la dinámica familiar. Noooooooooo, me quiero morir. Yo  lo único que pienso es cuándo se van a ir estos densos y ojalá no vuelvan nunca más; por qué me habrán elegido a mí, habiendo tantos Pediatras en esta ciudad, tantos que son mucho mejores profesionalmente y hasta humanamente, y los tengo aquí, frente a mí… yencima tengo que observar la maldita dinámica de la familia!.
Las conductas de los hijos de las madres empastadas llegan a situaciones inverosímiles. Días atrás en la sala de espera del consultorio (que obviamente comparto con otros médicos, ya que la fortuna que ganamos, no nos permite atender en soledad), entra una señora bien de Recoleta, con sus mellizos de unos 2 años y tanto, obviamente con la empleada (ya que no va sola con los niños ni al baño); y los pibitos empezaron a golpear frenéticamente un ventanal. Ante la pasividad de la madre, tuve el tupé de decirles que dejaran de realizar esa conducta peligrosa para la salud de esos dos monstruitos y del resto de los niños, que sin quererlo podrían ser alcanzados por un vidrio. Y la madre, ante la voz masculina que ponía límites a sus pobres angelitos, despertó del efecto del clonazepam, y me dijo que ella determinaba qué podían hacer sus bebitos (sic). Obviamente mi respuesta echando humo por la nariz, fue que en su palacio estilo francés, era así. Pero en este sagrado lugar, NO. Chan!
Con todo esto parece que se trata, casi, de una guerra con los pacientes y sus progenitores. Pero la realidad es que la gran mayoría es gente que, de algún modo, tiene puntos de conexión con la personalidad del Pediatra, por lo que se genera un vínculo que muchas veces se vuelve de un afecto recíproco muy gratificante. Uno realmente tiene mucho aprecio por chicos y padres, y realmente se involucra de una manera muy intensa con el crecimiento y la crianza de estos chiquitos. Y obviamente se preocupa y compromete cuando tienen algún padecimiento.

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Honestidad brutal, diría Andrés (Calamaro). Es el lugar donde la acidez, no se oculta con omeprazol, sino que se siente y hasta disfruta (por lo menos, yo). Gracias por el comentario. EL

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    2. Se disfruta, se disfruta. Incluso siendo MPC y habiendo padecido SEP.

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